No dejes de soñar

Todos tenemos algún momento guardado en un rincón del alma, el martes pasado ocupará un lugar privilegiado en la mía. La noche anterior no dormí nada, me tomé una pastilla que encontré por casa y lo único que conseguí fue ver alucinaciones al estilo de las que vio Dumbo cuando bebió de más en la película de Disney. El gran día estaba a punto de llegar, por fin tendría mi novela en las manos y lo mejor de todo estaría firmando ejemplares en Rambla Cataluña como los grandes de las letras. Por la mañana, almuerzo en el Palacio de la Virreina con otros escritores, prensa y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, a la que me dirigí como si fuera mi vecina del tercero. La llamé por su nombre de pila como si fuéramos íntimas, menos mal que estaba conmigo mi amiga M. que puso cordura y la llamó Sra. Colau. El día amaneció lluvioso y me arrepentí de no haber hecho el día anterior una danza que vi en internet y que prometía alejar el agua porque me dio miedo crear el efecto contrario.

Me encontré con mi amiga que no me dijo la mala cara que me veía, aunque no hizo falta porque yo lo vi escrito en la suya. Aparte de mi mala cara por la falta de sueño y la tensión acumulada he de decir que estábamos espléndidas. En el interior del Palau nos hicimos fotos con los escritores y algún periodista que reconocimos de la tele, el almuerzo estaba exquisito y parecíamos niñas a las que han dejado entrar en un lugar prohibido destinado solo a los adultos. A pesar de lo extraordinario de la situación, cuando mirábamos las fotos que habíamos hecho, ella estaba con una sonrisa radiante y yo me veía cansada y si la viera alguien que no me conoce diría que triste. No era eso, es que me parecía que ese no era mi lugar, a pesar de haber publicado una novela con una editorial tradicional que ha creído en ella y ha apostado por mí. Conozco a alguien que hubiera matado por estar ahí codeándose con quien está unos escalones por encima del resto de los mortales.  El resto de la mañana paseamos entre las casetas de los libros, vimos a escritores ya consagrados con largas colas esperando para llevarse su libro firmado y yo me iba descomponiendo de pensar qué iba a pasar dentro de unas horas, cuando la que estuviera sentada esperando a recibir a los lectores fuera yo.

Por la tarde salió el sol y quedó un día precioso, entonces sí bailé, pero de alegría. Mientras me vestía me encomendé a todos los Santos como los toreros cuando van a salir al ruedo y pensé que sea lo que Dios quiera. Salí a la calle con mis tacones y con muchas ganas de que todo saliera bien, sabía que no iba a estar sola, pero para llenar dos horas se necesita mucha cola, no quería ni pensar en lo largos que deben hacerse los minutos si después de la primera media hora ya han pasado las personas con las que cuentas que estarán contigo. La tarde prometía porque cuando llegué ya había gente esperándome, todavía estaba la escritora que firmaba antes que yo y mientras esperaba a que llegara mi turno iban llegando más personas, algunos con los que no contaba y que hacía un montón de tiempo que no veía. Me emocioné al verlos y caminaba de un grupo a otro abrazando a diestro y siniestro y dando las gracias todo el tiempo. Una vez que me dijeron que me sentara todos los nervios del día se concentraron en mis manos y veía que las dedicatorias iban a necesitar traductor porque las letras saltaban a su antojo.

A medida que transcurría la tarde la cola se iba haciendo más larga, yo me levantaba para besar a todo el mundo y dar las gracias, parecía que estaba poseída, los hacía pasar dentro del stand para hacernos una foto, a pesar de que el hueco era minúsculo, y escribía unas dedicatorias tan largas que me faltaba papel. Puedo decir sin temor a equivocarme que ese día será uno de los más felices de mi vida. Las personas que vinieron me hicieron sentir arropada y querida y vi cómo se alegraban por mí. Estaba tan nerviosa que se me olvidó hacerme una foto con mis padres y con otras personas importantes para mí. Fue una tarde intensa, como soy yo, lo que esperaba fue superado con creces y las dos horas no fueron suficientes para atender a todos los que vinieron a arroparme. De camino a casa con mis padres, en el metro y con ganas de perder los zapatos como la cenicienta porque me estaban matando, comentamos lo que había dado de sí la tarde. Verlos tan orgullosos, igual que ver a mi hijo, fue lo mejor de todo este sueño. Al llegar a casa me dolía la cabeza y los tacones me estaban torturando, pero no me importaba. Cogí el móvil para dar las gracias y vi que lo tenía lleno de fotos que me habían enviado. La mujer que miraba a la cámara no tenía nada que ver con la de la mañana. Estaba radiante, y yo que nunca me gusto en ninguna foto me veía guapa en todas, las imágenes transmitían lo que me hicieron sentir. Ese era mi lugar, con mi gente la que me conoce y la que comparte conmigo lo bueno y lo malo.

Desde aquí quiero dar las gracias a todos los que se acercaron para estar conmigo en un día tan especial. Mi familia, mis amigos, mis compañeros, papás y mamás del cole donde trabajo con sus niños que también son un poco míos, me han hecho tan feliz que  independientemente de lo que pase a partir de ahora con la novela, si tiene más o menos éxito, ya me siento una triunfadora, porque sentirme querida por tanta gente es mi mayor victoria.

10 comentarios en “No dejes de soñar

    • entreletrasytacones dijo:

      Marisol, qué día tan bonito y tan lleno de emociones y todas buenas. Gracias de corazón por alegrarte de mis logros como si fueran tuyos, por lo generosa que eres conmigo y por no dar muestras de cansancio al escuchar mil veces lo mismo. Sin ti no sería la mujer nueva en la que me he convertido. Ojalá la vida nos regale muchos días como ese 23 de abril. ❤

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    • entreletrasytacones dijo:

      Juani, sé lo orgullosa que estás porque eso se percibe. Hemos pasado muchas cosas juntas, muchos momentos buenos y no tan buenos, pero siempre hemos estado para todo. Y a lo mejor suena cursi, y a lo mejor este no es el sitio, pero quiero decirte lo importante que eres para mí. ❤Porque como te dije sé que viajas conmigo.

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  1. Laura dijo:

    Fue un día inolvidable , te admiro porque eres una mujer valiente y que te mereces toda la felicidad del mundo por ser como eres.
    Fue un gran placer compartir ese día contigo me encantó verte tan feliz y radiante . Ver a tus padres tan felices y tan orgullosos por tener un hija tan grande como la que tienen.
    Quedará grabado en mi memoria!
    Sigue soñando y conseguirás todo lo que te propongas.
    Te quiero Pili!!!!

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    • entreletrasytacones dijo:

      Laura, muchas gracias por haberme acompañado en un día tan especial, aunque no podía ser de otro modo. Hay personas en tu vida que tienen que estar en los momentos importantes, tú eres una de ellas. Espero poder compartir muchos más momentos como el que vivimos juntas ❤

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  2. Judit dijo:

    Estabas radiante y tus ojos transmitían un brillo especial, parecido al que tenían tu hijo y tus padres. Algo de ese brillo debíamos tener todos los que fuimos ilusionados a que nos dedicaras el ejemplar de la novela.
    Firmar el día de Sant Jordi en Rambla Catalunya es un privilegio de unos pocos mortales. Así que puedes tachar ese sueño de la lista.
    Presume de novela que yo presumo de conocerte.

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    • entreletrasytacones dijo:

      Judit, qué felices estábamos todos y es verdad que estar en Sant Jordi en un lugar privilegiado es un sueño al alcance de pocos. Ahora toca esperar, ver qué pasa cuando salga a la venta y seguir soñando. Para mí haberte conocido es un auténtico placer ❤

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